Fernando Pessoa - Libro de desasosiego
Mis días transcurren sin aliento; mis noches sin sueños. Infatuado por la presunción de los necios, juego a dejar que la vida pase ante mí y me dejo hacer como quien vislumbra lo inevitable al cabo de su calle. Es la vida misma, sin embargo, quien en realidad pasa de puntillas sobre nuestras estupidas y azarosas huellas, quien simplemente pasa de nosotros y se deja hacer, o en todo caso nos observa sin ánimo de juzgarnos ni pretender descifrar nuestras sutiles y efímeras estelas. Arden nuestras esperanzas amontonadas en la hoguera que alimentamos a diario, al abrigo de nuestras íntimas oquedades; cada día lanzamos una al fuego y recomponemos el gesto, resignado, acurrucados frente a las llamas. Jugando a adivinar qué señales nos brinda la vida que desdeñamos; qué sombras son esas que danzan en las paredes de nuestra acogedora cueva.
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