Donde quiera que te encuentres ahora, Ray, sea lo que sea lo que estés haciendo ahora, Ray,...no dejes nunca de escribirnos. Una sola de esas frases tuyas ilumina un buen trecho del pasillo, Ray, y nos llena el pecho de un ánimo falso, de un valor falso que nos impele a abandonar nuestros cuartos. Tarde o temprano encontraré la puerta, Ray, y rezaré a tus dioses para que la de entrada sea la misma que la de salida, y para que ambas, en el peor de los casos, me lleven a mí.
jueves, julio 24, 2008
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