lunes, marzo 03, 2014

Google te desea feliz cumpleaños

Eso ha sido todo. Una felicitación de Google con pasteles y velitas (¿Qué esperabas?). Por eso mi salida de tono contigo (porque así lo veo ahora: una intempestiva insolencia torpemente amortiguada en el último momento- En esos segundos que preceden a nuestra detonación íntima y que intentas sofocar con aspavientos del alma-)  es una imagen que se proyecta en el cielo con la furia de una amenaza infantil, en contraposición a esta grotesca felicitación de Google que se ríe de mí, quedamente, desde el fondo del monitor. Una risa metálica que no cesa y que llevo clavada desde ayer en el costado, ostentosamente, como la pata de una silla de enea. Bien visible y ridícula para que todos sepan (si no lo saben ya, si no lo intuyen) que soy una criatura bufa y estúpida que no sabe querer a quien le quiere. Que nunca ha sabido por más que lo ha intentado. Un nadador sin brazos ni piernas que intenta nadar, que se jacta de querer alcanzar la boya más alejada de la costa. Y volver.

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