domingo, marzo 25, 2007

Viernes, bourbon y compasión.

"Al final sólo quedarán los que quepan sentados alrededor de un tambor."

W.G. Sebald



Ayer fue uno de esos días que esperas como un evento poco común. Como cuando de niño se desespera ante la inminencia de una noche de Reyes, o la víspera de un cumpleaños o de un viaje de itinerario laboriosamente programado. Ayer volví a oír el canto del hielo entre mis dedos; el humo y las palabras y la música, indiscernible ésta, y aquéllas, indisociable lo uno de lo otro cuando entras en uno de esos locales de moda donde la gente queda para tomar una copa y, aunque resulte paradójico, pretende hablar. Intentar hacerse escuchar es tan difícil que tan sólo aspiras a hacerte oír, a que tu interlocutor capte algo de entre el lodazal de palabras y frases lanzadas en todas direcciones y consiga interiorizarlo, encapsulados los dos en el artificio de esa burbuja ensordecedora que nos procuramos los seres humanos en nuestros momentos de ocio. Resulta confortable (mucho más en esos momentos) dejarse arrullar por la cadencia de una voz amiga. Una voz extraña de tan extrañada. Cobijarse en los silencios que apuntalan la muerte de algunas frases. Abandonarse en el añil de las mañanas de tantos recuerdos que ahora, el bourbon, la música, una voz, evocan con nueva luz. Esto tendríamos que repetirlo, viejo amigo. Es agradable, de vez en cuando, beber con alguien capaz de acercarse, sin prejuicios, a nuestra autocompasión.

1 comentario:

English Man dijo...

Pues comparto al cien por cien es "agrabilidad" en caso de existir la palabra. Unos de esos momentos en los que repetir se me antoja reconfortante y que tan sólo cuesta una simple llamada.
Un abrazo.

Tu "compi". Siempre.