martes, septiembre 20, 2005

"Mrs. D."


Mrs. D. ha tenido a bien sacarme a pasear durante la hora del almuerzo. Mrs. D., que es una fémina de nuestro tiempo (pero todo corazón), concienciada con lo divino y lo humano, harta de tanta injusticia y atropello social, me ha invitado a presenciar su propósito de enmienda para con el proceder improcedente de una zapatería de cierto prestigio. Carísima, por cierto. A ese prestigio aseguraba ella apelar cuando explicó a la dependienta la razón de su desazón, a saber: una par de zapatos adquiridos en dicho establecimiento habían desteñido con la lluvia de estos días y se le habían transformado en algo fucsia de aspecto acharolado. Algo inaceptable, desde luego, algo impropio del saber hacer y la distinción inherentes a la marca. Algo insoslayable de no ser porque los zapatos se compraron hace... dos o tres años. Un detalle este que permitió a la dependienta esbozar la sonrisa más impúdica, sarcástica y socarrona que esbozarse pueda en una zapatería para bajarle el copete a una clienta. La dependienta (¡Qué mal bicho!), muy estirada ella, se ha desecho en alharacas y formalidades aviniéndose a cuantas reclamaciones se quisieran formular, conocedora (la muy lagarta) de la infuctuosidad que tales acciones le iban a reportar a Mrs. D. Ésta (Mrs. D.), que no pierde la jovialidad aranesa y su flema natural así la asalten los tercios de Flandes con Don Gonzalo de Bracamonte a la cabeza, ha dado buena cuenta del impreso facilitado donde ha plasmado su queja muy risueña, muy cordial.
Allí las dejé a las dos, muy dignas en la defensa de sus posturas, mientras yo me dirigí a una pastelería cercana famosa por sus filigranas de chocolate. Las penas son más llevaderas con algo dulce en el estómago, pensé, y pertrechado de unos brownies me dispuse a enderezar la jornada de mi querida Mrs. D., desconsolada y descalza.
A Mrs D. le hubiera gustado que la dependienta fuese dependiente, y ya puestos, que se pareciera a Jud Law; que le calzase delicadamente un par de zapatos nuevos y le sonriera con picardía, rollo Alfie: "a sus pies, señorita". A Mrs. D. nunca le pasan estas cosas ni falta que le hace (le digo yo) porque tiene un novio perito que se la lleva de escursión al Montseny y a donde haga falta, con un buen par...de chirucas, que no destiñen con la lluvia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

xocoa never dies. There's a good recepie to make a good brownies like a wet shoes. But, anywhere, it tastes nasty, you must try stroll for another issue.

golgi dijo...

vamos, justamente lo que andaba yo pensando.