sábado, diciembre 24, 2005

Kokoro


"La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir". Lo dijo Sánchez Dragó esta semana, en una entrevista radiofónica, parafraseando a Jung - creo recordar-, en una de esas interminables campañas promocionales con que nos bombardean los escritores en cuanto sacan nuevo libro. La frase apareció al hilo de lo mucho que Dragó se jacta de haber vivido y como preámbulo de su posterior declaración de intenciones: promete (amenaza de hecho) con seguir viviendo mucho. Todo esto se entiende perfectamente después de habérsele practicado un triple bypass hace, aproximadamente, un año. Dragó, que sigue jugando a enfant terrible a pesar de su edad y con el permiso de la melindrosa y arribista Srta. Janer (recuerden el espectáculo del Premio Planeta con Marsé), aderezó la entrevista como es costumbre y marca de la casa con un torrencial anecdotario que tan pronto lo situaba en un dos caballos por Turquía a dos meses de su operación, como rememorando sus maratonianas sesiones de sexo tántrico (no me pregunten) años ha, en un hotel de Torremolinos y con una famosa actriz (asegura) que, lógicamente, ni le olvida ni ha conocido amante igual. Veintiún orgasmos reza la leyenda, ahí es ná.
Su nuevo libro lleva por título "Kokoro", que, al parecer, significa corazón en japonés ( corazón en la acepción más emotiva del término, la menos visceral, vaya) y en él, Dragó, ejecuta un más difícil todavía y se marca una autoentrevista. En fin, avisados quedan: quien tema morir de una vida no vivida que se apropie la de Mr. Dragó. Yo estoy en ello. Son diceséis euros y puedo salvar la vida.

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