jueves, julio 14, 2005

EN 100 AÑOS...


Parece ser que la tendencia demográfica nos aboca irremisiblemente a la senilidad universal. En el 2050 el nuestro será el país con más ancianos del mundo, después de Japón (más o menos como ahora pero a lo bestia). Treinta de cada cien tios podrán jugar al tetris con lo que queden de sus dientes, desplazarse como el Terminator en las escenas pre-"sayonaya baby" y colarse descaradamente en el Condis aludiendo a unas incipientes cataratas (los japoneses lo tienen a huevo con esos ojitos de hucha que se gastan los jodíos) o cualquier otra anomalía visual de esas que te obligan a pasear con las lupas de King Kong. Y en ese mismo club se incluye un servidor, siendo muy optimista, ya que por esas fechas habré alcanzado los 79 años. Curiosamente ayer apareció otra noticia en el telediario que junto con la anterior conforman una de esas atmósferas informativas tan densas como sospechosamente confabuladas para acabar de mosquearte el día. A saber: ha salido a bolsa una empresa dedicada al trascendental mundo de la estética y de la que me guardo muy mucho de hacer publicidad porque bastante nos machacan todos los días por TV con unos anuncios donde tías como diosas nos aseguran con cara de zorronas (rollo "Britney-peino-canas-yaún-nohe-tocao-pelo") que lo suyo no es de fábrica, cuando cualquiera puede ver que lo que no es de fábrica humana son los bisturís para semejante trabajito fino. Total que como yo lo veo, con la población acumulando lorzas pliegues y arrugas a marchas forzadas, empresas como esas no sólo van a proliferar como setas sino que sus cotizaciones en el parquet van a retirar a más de uno (vease a Marujita y Parada en su yate rollo bollo-sado). Al tiempo, la arruga, además de bella, puede ser muy, pero que muy rentable.

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