domingo, agosto 20, 2006

Sin cabeza pero con pies

Uno sigue caminando. La inercia es un vicio que engancha y te obliga a seguir caminando. Cualquiera puede comprender por qué algunos soldados, en cualquier frente, también lo hacen tras perder la cabeza. Hoy ha sido uno de esos días en que pierdes la cabeza aunque no literalmente. La pierdes y sigues respirando porque no sabes hacer otra cosa que seguir respirando. Pierdes el control y te das cuenta de lo frágil que es todo, de lo fácil que resultaría acabar como Annie, con la espalda endurecida de dormir en los bancos de los parques, acurrucado como ella (quizás incluso con ella) y compartiendo cuchara. Supongo que siempre me quedará Annie. A veces las crisis encierran buenos propósitos. Sales de ellas fortalecido y dispuesto a dar tres pasos por cada uno de los que dabas antes de padecerlas. En mi caso retrocedo cinco por cada uno de los que daba antes. Pierdo la cabeza pero aún conservo los pies, aunque sea para empeñarme en retroceder.


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