sábado, octubre 29, 2005

Cuenta hasta cien



Yo estoy chungo. Yo sé que esto mio no es muy normal y que el día menos pensado hago de esta aldea cutre y cateta hasta las trancas otro Puerto Urraco. Sé que en el fondo vivo amargado en esta villa de paletos acomplejados por mucho que la gente se empeñe en decirme que soy y se me ve muy majo, que, por otra parte, es lo que acostumbra a decirte la gente cuando les importas lo mismo que un escarabajo pelotero. Ya sé que no se puede generalizar pero yo lo hago, porque sí, porque estoy hasta las pelotas de vivir en un pueblo de mierda donde te hacen volver a tu casa cuando te faltan diez céntimos para comprar el periódico y sus DVD's de la colección de turno que sea (aunque sepan que llevas años viviendo en el pueblo y lleves dejados cinco sueldos en propinas por no querer recoger la vuelta, tonto que eres); porque estoy hasta los huevos de que te nieguen el saludo en la calle, seguramente porque no hablo catalán, como ellos, o porque lo hago como si mascara cien euros de chicle mientras canto Mami qué será lo que tiene el negro; porque me revienta que el de la luz, el gas o cualquier otro tio que se digne a picar (aporrear normalmente) mi puerta se marche y me deje tirado porque algún vecino cabrón le ha dicho que ahí no vive nadie (que hijos de puta, claro, si para ellos todo lo que no sea babear obnuvilados por sus gegants y sus geperuts y sus chorradas folclóricas es no vivir, no conciben que me atrinchere y no comparta el regocijo de los lugareños y que no me provoquen erecciones ni multiorgasmos todas esas fiestas populares que parecen organizadas por mongólicos profundos). Nada hombre, no me lo tengan en cuenta, un mal sábado lo tiene cualquiera. Yo en el fondo soy muy majo y los catetos de este pueblo, para mí, majííísimos.

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