sábado, septiembre 16, 2006

Entre mis versos


La sección de poesía acostumbra a ser la más desangelada de cuantas componen la planta dedicada al mundillo del libro. La librería entera, de hecho, acostumbra a ser una farsa en estos establecimientos. Con todo he recalado, incomprensiblemente, en ese espacio muerto que resiste en los aledaños, parapetado por un par de estanterías polvorientas, las manos perdidas, traveseando entre lomos de libros inertes. Libros que nadie abre, ni siquiera yo. Me dejo llevar guiado por la abigarrada disposición de las cubiertas. Curioseo un par de títulos y me aventuro a deshojar la margarita. Imposible seguir allí: Carrie anda de nuevo jugueteando con mis pensamientos, su sonrisa porfía en aparecérseme de entre las páginas de aquellos versos no leidos. Decido robar un par de ellos y enviarselos por SMS. La imagino ahora sí, sonriendo de verdad. Para ella misma. Desbocada esa hermosa sonrisa con la que tanto he soñado. Por megafonía reivindican los estertores comerciales de una "semana fantástica". No puedo estar más de acuerdo con el nombre que han escogido. Decido comprar el libro. Las dependientas intercambian miradas de complicidad. Debo de llevarlo escrito en la cara.

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