viernes, septiembre 08, 2006

Esperando un respiro

Una noche de viernes sin Bourbon es, cuando menos, diferente. Trato de suplir mis carencias de avituallamiento con una "coronita". No es lo mismo, para qué nos vamos a engañar, pero algo es algo. Tampoco es lo mismo pensar en Carrie y estar con Carrie, pero en este caso, como en aquel, algo es algo. Sé, por ejemplo, que hoy ha bailado a la luz de una luna de la que me habla a menudo. No consigo comprender qué extraño sortilegio la tiene cautivada pero no descarto volver a subir a la terraza para apurar mi cerveza e intentar averiguarlo. Parece que el nudo que se había adueñado de mi estómago empieza a ceder. Pensar en comida ya no resulta un emético tan efectivo como antes. Sigo, sin embargo, con la cabeza llena de brumas y el corazón de certezas que no aciertan a revelarse. Miro su luna y doy otro trago a mi cerveza. Imagino a carrie eligiendo vestuario para triunfar otra noche de viernes, zimbreándose llena de música, llena de esa luz de luna de la que se sirve a manos llenas. La veo sonriendo en una barra de bar, agitando su melena cobriza y el aliento de los parroquianos que no dejan de observarla, sopesando la distancia que media entre un sueño y la realidad, haciendo acopio del valor suficiente para entrarle con gracia. Acaricio el cuello de mi botella y busco respuestas en esa luna extraña que se rie de mis dudas. Sigo esperando esas respuestas que no llegan. Y sin bourbon a mano. ¡Buf!

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