jueves, octubre 27, 2005

Invisibles


Supongo que nunca se es plenamente consciente. Acaso tan solo en contadas ocasiones. Seguramente la inabarcable sensación de desarraigo se vuelve más sombría y tangible cuando acertamos a dar con aquello que nos obliga a ver con nuevos ojos. Cuando ya menos cegados por el vislumbre súbito de la realidad, empiezan estos a beber la nueva y mortecina luz que nos es dada a cucharadas secas y destempladas.
Somos vistosos trajes que ocultan y escamotean, prendas primorosamente elegidas de las que nos vemos despojados al menor contratiempo. A veces, las menos, hay cierto alivio en ello y agradecemos que cese finalmente la mascarada. Otras veces, en cambio, comprendemos horrorizados la verdadera magnitud de nuestra propia desnudez, de la vacuidad que nos conforma.
Invisibles en la calle, o en nuestro trabajo, o ante los ojos de quien amamos, invisibles siempre, tarde o temprano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me he colado a hurtadillas en golgisworld y, por razones que no vienen al caso, mi orden de lectura es del revés, de lo más actual a lo más lejano en el tiempo (presuponiendo un orden). Me gustaría que el creador de este mundo fantástico me aclarase cual es la razón que le lleva a recurrir al "escarabajo pelotero" con tanta frecuencia.

¿Tiene que ver con un trauma de la infancia? ¿es una cuestión de sonoridad? ¿se debe al cumplimiento de alguna promesa? ¿acaso tiene que redimirse de alguna fechoría perpetrada en una vida anterior y está obligado a cumplir penitencia?

Justificaré mi interés informándole que me dedico al estudio de la psique humana y su psique es cuando menos original.

Un cordial saludo de Amaranda.

(aclaro para futuros comentarios que aunque sepa algo de pocos temas lo que si puedo asegurar es que de ortografía ando bastante escasilla, siempre me ha parecido una materia que tenía que ver mucho con la decoración, espero que eso no sea motivo de censura por el propietario de este blog ni por otros comentaristas)

golgi dijo...

Bueno... Amaranda, la verdad es que tienes razón con lo de mi obsesiva recurrencia al gracioso coleóptero de marras. Yo creo que todo guarda relación con el mito de Sísifo, ya ves. No me hagas caso, eh, porque yo de psicologías atormentadas sé lo justito (con la mía me basto y me sobro)pero me da en la nariz que a a ser eso. Por cierto me gusta mucho tu nombre. Más que el mio.